El saludo ha sido siempre un gesto de amabilidad y buena educación, pero la forma de mostrar respeto por los demás varía de una cultura a otra.
Si a un japonés lo ves encorvado y no sufre de ciática, seguramente está saludando.
En China también se saluda con una reverencia, una inclinación de cabeza o un apretón de manos ligero y prolongado. Antiguamente el chino saludaba estrechando sus propias manos. Se saludaba a sí mismo: “¿Qué hacés? ¿Cómo me va?”. Esto obedece a que por aquel entonces las fiebres y las epidemias castigaban con frecuencia el país y así se evitaba el contagio.
Los indígenas de Nueva Zelanda, los maoríes, se saludan con un contacto simultáneo de frente y nariz, similar al de los esquimales. Ese contacto físico tan cercano provoca necesariamente un intercambio de aliento...
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