Con Gervasio Tarragona Valli
Salvó un concierto gratuito que fenecía, con un repertorio de emergencia que dos amigos lo acompañaron a interpretar. Fue en Sala Verdi y después, entre abrazos y saludos, murmuró: “Me voy a tomar una jarra de cerveza así, sabelo”. Legítima recompensa para este flaco que vive en la calle Jackson y disfruta de tocar con el padre, además de ser un clarinetista de 23 años que a los 19 ganó concursos, integró elencos oficiales, organizó encuentros, tocó en varios países y recaló en Suiza, donde cursa una maestría de perfil pedagógico.
—En el concierto original te acompañaba un cuarteto de cuerdas.—Sí, pero el fin de semana previo los tíos del violinista de ese cuarteto sufrieron un tremendo accidente de tránsito; el tío falleció y la tía quedó en coma. Me llam...
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