En Alemania existe una disparidad entre el real impacto social de la inmigración y la percepción que muchas personas tienen de ésta. Mientras unos se sorprenden de que los xenófobos y racistas existan y hoy sean tan numerosos, éstos afirman cada vez con más ímpetu que buscan combatir una amenaza.
En 2006 la Copa Mundial de la Fifa se disputó en Alemania. En ese verano, por primera vez desde el fin de la dictadura nacionalsocialista, aparecieron banderas alemanas colgadas en los balcones de casas y edificios. La normalidad era novedosa; ya nadie miraba a su vecino con desconfianza por colgar la bandera en el balcón o llevarla sobre los hombros durante los partidos. No se trataba sólo de fútbol. Era la posibilidad de que las nuevas generaciones expresaran el orgullo de ser alemán sin caer en...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate