La audacia de esta comedia argentina* se expresa a tres niveles. El más obvio, publicitado y, si se quiere, plausible, es consecuencia directa de su argumento. Adrián Suar y Juan Minujin son cirujanos y, desde al menos diez años, muy amigos entre ellos y socios en una clínica cardiovascular. Suar es un tanto ególatra, suele acaparar para sí el prestigio y los premios de la clínica, lleva una vida más bien tranquila con su mujer (Julieta Díaz) y un hijo adolescente (Tomás Wicz), le gusta ir al cine a ver películas en 3D, lee pocos libros aunque cada tanto desmiente verbalmente ese reproche familiar, es un poco “conserva” y otro poco –menos– “progre”.
Minujin tiene menos ego, se resigna con buen humor a figurar como subalterno o apéndice de su socio, no está casado con su fogosa pareja ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate