Desde que asumiera el poder en 2003, se le atribuye al kirchnerismo el proyecto de reformular el sindicalismo, una de las tradicionales bases de poder del peronismo en Argentina. La presidenta Cristina Fernández no habría desistido de esa idea, pero por el momento, y aunque los nombres de los gremialistas aliados cambien, el gobierno K permanece aliado a un sector del sindicalismo cuestionado por sus prácticas, el nivel de vida de sus dirigentes y sus lazos ambiguos con “los grandes” del país.
Los sindicatos constituyen la columna vertebral del peronismo. Por lo menos cierto tipo de sindicatos. Todos los gobiernos de ese signo estructuraron su poder con la anuencia del grueso del movimiento sindical, organizado mayoritariamente en torno a la cgt y caracterizado por relaciones por lo ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate