El viernes pasado se anunciaron los premios de la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes (la misma sección que en 2004 galardonó a “Whisky”, de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella). El premio a mejor película se lo llevó la brasileña “A vida invisível de Eurídice Gusmão”, de Karim Aïnouz, de la que la escritora uruguaya Inés Bortagaray es coguionista.
Sabrán disculpar la primera persona, pero tengo un recuerdo muy vívido del primer filme de
Karim Aïnouz que se exhibió en Uruguay, la excelente Madame Satã, que vi
junto a Manuel Martínez Carril fumando detrás de una cortina y a escasos metros
de la pantalla, mientras coordinábamos los subtítulos electrónicos para el
festival de Cinemateca de 2003. Por alguna razón –el ángulo desde donde
mirábamos, el lugar por donde habíamos subido a...
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