Cada vez que
Lucas está frente a una manifestación, no puede evitar recordarse a sí mismo
abrazado a la cámara, atravesando la calle con la espalda curvada y los pies
acelerados, como una ardilla, esquivando las balas de goma que agujereaban el
aire apenas a unos centímetros sobre su cuerpo. La policía había avanzado por
la calle hasta cerrarla y sólo podía llegar al otro lado penetrando la línea de
fuego.
Fue en Brasil, cuando el canal de
televisión chino para el que trabajaba lo envió a cubrir la previa de la Copa
del Mundo, en 2014. El gobierno de Dilma Rousseff había gastado miles de
millones de dólares en la infraestructura de los estadios, y el pueblo
protestaba contra el derroche y el aumento de las tarifas de transporte. Los
uniformados tenían la orden de despejar la calle ante la ...
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