Srbo Ivanovski
Yo te encerré en la piedra como en un alhajero, en lo hondo de la piedra es un lugar aislado como la chambre de Van Gogh, te encerré en el silencio, en mi silencio, y estás de nuevo aquí como una fría fuente como una bañista fresca entre la hierba. Te arrojé a las llamas. ¿No siente acaso el tierno crimen? Fue cometido por aquel que transportó el fuego de poema en poema. Te forjé espada, una espada roja con el filo blanco. Eres ahora este tierno dolor que me corta el aliento. (Traducción de Teresa Amy) *** Macedonia es un país al que no le permiten tener nombre. Pero tiene poetas. En la peatonal que lleva a la plaza mayor de su capital, Skopje, hay un cartel publicitario como esos que en todas las ciudades anuncian champús o electrodomésticos. Aquí, sin embargo, en lugar d...
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