La historia ya se narró mil veces. Hace un año, Ernesto Talvi era una estrella en ascenso. Derrotó cómodamente a Julio María Sanguinetti en la interna, las encuestas lo mostraban con chances de llegar a la segunda vuelta y la televisión lo amaba. El resultado en octubre fue decepcionante, pero mantuvo el liderazgo del partido gracias a que su sector, Ciudadanos, obtuvo la mayoría de las bancas coloradas. Aceptó el cargo de canciller y, mientras lo ejercía, Sanguinetti iba de a poco ganando en los escritorios lo que había perdido en la cancha. El presidente de la república, Luis Lacalle Pou, no le daba el rol que él esperaba y en varias oportunidades hizo movimientos de política exterior sin considerar sus opiniones. Finalmente, Talvi renunció al ministerio para volver a hacer política desd...
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