En julio se iniciaron tres focos de incendio en las sierras de Córdoba, una de las provincias argentinas más golpeadas por la sequía y con una de las tasas de deforestación más altas del planeta. En un mes el fuego se propagó a otras siete provincias. Con esta última ola de fuego, desde el 1 de enero son 20 las provincias afectadas por incendios rurales y 769.732 las hectáreas quemadas. El gobernador cordobés, Juan Schiaretti, brindó un peculiar argumento para explicar la situación actual: «El clima nos castiga por ser un año tan seco y con mucho viento», publicó, a fines de agosto, en su cuenta de Twitter. Para los científicos, las cosas no son tan circulares.
«A la práctica habitual de un importante número de productores de ganado o cereales de quemar, anualmente, parte de sus pasti...
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