Trump, agotador - Semanario Brecha

Trump, agotador

En enero de 2021, la Cámara de Representantes acusó al entonces presidente Donald Trump de incitación a la insurrección. Abrió paso así al segundo juicio político del único mandatario en toda la historia de Estados Unidos que se ha negado a reconocer el resultado de una elección, con maniobras para perpetuarse en el poder.

Solo diez de los 213 legisladores republicanos se sumaron a los 222 demócratas para aprobar la acusación, y se ganaron no solo la ira eterna de Trump, sino la bronca de lo que habitualmente se conoce como la base del Partido Republicano. Trump valora, por sobre cualquier otra cosa, la lealtad personal, y en las primarias de los últimos meses ha repartido bendiciones a sus adeptos y denuestos a quienes le han desafiado en la disputa por el control y el alma del partido. De los diez republicanos en el Congreso más leales a la Constitución que a Trump, cuatro ya han perdido en las primarias, otros cuatro han elegido mandarse a mudar y no buscarán la reelección, y solo dos más competirán en los comicios de noviembre, en los que hasta ahora su partido luce como favorito.

Los dos perdedores más notorios son Liz Cheney, de Wyoming, y Adam Kinzinger, de Illinois, quienes no solo apoyaron la idea de llevar a juicio político a Trump en 2021, sino que han integrado el comité especial del Congreso que investiga la asonada contra el Capitolio de enero del año pasado. Kinzinger, de 44 años, es un teniente coronel retirado de la Fuerza Aérea, con misiones en Irak y Afganistán. Pocas semanas después del asalto al Congreso, creó un comité de acción política denominado Country First (‘primero, el país’) con el propósito de reformar al Partido Republicano y de distanciarse de las conspiraciones –incluida QAnon (véase «Las elecciones del apocalipsis», Brecha, 30-X-20)– que se han ido propagando dentro del partido. En tan solo el primer trimestre de 2021, el grupo recolectó 1,1 millones de dólares para combatir la influencia creciente de Trump entre los republicanos.

Cheney, una abogada de 56 años, hija mayor del exvicepresidente Dick Cheney, es considerada como una figura prominente y prometedora dentro de la estructura republicana tradicional. Derrotada este martes por Harriet Hageman –la candidata avalada por Trump– Cheney dijo que «esto es ciertamente el comienzo de una batalla que continúa. Como país, encaramos un momento en el que nuestra democracia está realmente bajo ataque y bajo amenaza».

ALLANAMIENTO Y ENCUESTAS

La semana pasada y en cumplimiento de una orden judicial, agentes del FBI allanaron la residencia de Trump en Mar-a-Lago, Florida, de donde se llevaron unas 15 cajas que, supuestamente, contenían documentos muy confidenciales y que debían estar guardados en los Archivos Nacionales.

La investigación, que podría conducir al procesamiento de Trump por violación de la Ley de Documentos Presidenciales y la Ley de Espionaje, se suma a la que el Congreso lleva adelante sobre la asonada de 2021, y a las que fiscalías en Nueva York llevan a cabo sobre los negocios de Trump.

El allanamiento enfureció a los trumpistas y arrastró incluso a republicanos que no simpatizan con Trump a proclamar su disgusto ante lo que luce como una persecución política contra el expresidente o, como él lo describe, una caza de brujas. Una encuesta hecha por la firma Morning Consult para Politico encontró que el 49 por ciento de los entrevistados aprobaba el allanamiento y el 37 por ciento lo reprobaba. Por supuesto, estas opiniones estaban mucho más distanciadas según el cristal con que se lo mira: el 84 por ciento de los encuestados demócratas estaba de acuerdo con la acción del FBI y el 72 por ciento de los republicanos lo repudiaba.

Y aquí es donde los numeritos tienen sus matices. Tan solo el 29 por ciento de los votantes estadounidenses se identifica como demócrata, y apenas el 27 por ciento como republicano. El 42 por ciento se identifica como independiente, y entre ellos la encuesta encontró que el 47 por ciento apoyaba el allanamiento y solo el 33 por ciento lo repudiaba. El 59 por ciento de los independientes cree además que Trump es «muy probablemente un criminal», y el 40 por ciento opinó que «definitivamente» lo es.

Entre los trumpistas, empero, la reacción fue menos matizada: se multiplicaron los mensajes con amenazas de muerte, los insultos y advertencias de violencia contra el FBI, y el sonsonete de guerra civil que agitan con entusiasmo creciente los extremistas de derecha. Por su parte, Trump formuló, a la vez, una alarma acerca del ambiente incendiario… echándole más leña al fuego.

En una entrevista con la cadena FOX este lunes, el expresidente dijo que «el país se encuentra en una posición muy peligrosa. Hay una ira tremenda como nunca antes había visto, a causa de todas estas falsedades, como esta última… años de mentiras y cazas de brujas, y ahora esto». «Si hay algo que podamos hacer para ayudar, yo y mi gente, por cierto que estaríamos dispuestos a hacerlo», agregó. «La gente está furiosa por lo que ocurre. Cualquier cosa que podamos hacer para ayudar… porque hay que bajarle la temperatura al país. Si no se hace, ocurrirán cosas terribles. La gente de este país no va a soportar otra falsedad.»

Obviamente, Trump está convencido de que «el país» es «su gente», y que la furia no se debe a las incesantes revelaciones sobre sus manejos turbios y acciones inconstitucionales, sino a la investigación de tales acciones. La amenaza es clara: podrían ocurrir cosas terribles.

OPCIONES FLUIDAS

Laura Ingraham es una conductora de FOX News, famosa por la pasión y el lenguaje florido con que expone sus posiciones conservadoras. Por mucho tiempo ha sido aliada y admiradora de Trump. Pero ahora Ingraham se pregunta si quizá los votantes estén «exhaustos» y el Partido Republicano listo para «pasar la página» en lo que se refiere al expresidente, especialmente si la formación pudiese «encontrar a alguien que lleve adelante todas las políticas de Trump», pero que no haya sido llevado a juicio político dos veces.

«El país, pienso, está tan exhausto, la gente está cansada de la batalla constante», dijo la conductora este lunes en el pódcast The Truth with Lisa Boothe. «Y al final no importa realmente si es Trump con su conservadurismo populista o si es [el gobernador de Florida, Ron] DeSantis, o alguien como él. [Los progresistas] van a oponerse a cualquier republicano, aun a uno convencional.»

Lo sorprendente no es tan solo que Ingraham relativice la centralidad de Trump y del trumpismo, sino que esa preferencia surja con evidencias crecientes en la cadena FOX, que ha sido la fábrica de propaganda a favor del expresidente por siete años. Por ejemplo, FOX ha ido ampliando estos últimos meses su cobertura de las audiencias del comité parlamentario por los sucesos del 6 de enero, y ha recortado el tiempo que dedica a los discursos de Trump de cara a las primarias.

La mención de Ingraham acerca de DeSantis apunta a las opciones, ninguna de ellas muy prometedora, que encara lo que queda del Partido Republicano tradicional, sus sectores más conservadores, y los republicanos que repudian a Trump. DeSantis, de 43 años de edad (en la misma generación política que Cheney y Kinzinger), es casi casi el político republicano que más se aproxima a lo que Ingraham llama las políticas de Trump. Una encuesta efectuada por el Laboratorio de Opinión Pública de la Universidad del Norte de Florida entre el 8 y el 12 de agosto encontró que en ese estado del Sur el 47 por ciento de los republicanos favorecería a DeSantis en una hipotética primaria republicana, comparado con el 45 por ciento a favor de Trump.

Pero estos datos se refieren a Florida y es normal que el candidato locatario juegue con ventaja. En el ámbito nacional el panorama es diferente. Según una encuesta de Siena College para The New York Times, el 49 por ciento de los votantes republicanos elegiría a Trump como su candidato en 2024, comparado con el 25 por ciento que favorece a DeSantis, y apenas el 6 por ciento que se inclina por el exvicepresidente Mike Pence.

Sea cual sea el resultado en este ciclo electoral, una tercera candidatura presidencial de Trump en 2024 presentará un problema: la mayoría de los votantes no lo quiere. Trump obtuvo en 2016 unos 3,5 millones de votos menos que su rival demócrata Hillary Clinton. En 2020, estuvo 7,1 millones de votos abajo del demócrata Joe Biden. A más de un año y medio desde que salió de la Casa Blanca, el 58 por ciento de los ciudadanos estadounidenses con posibilidad de votar tiene una opinión desfavorable de Trump, y esto incluye al 89 por ciento de los demócratas y al 63 por ciento de los independientes.

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