Tiktok en la mira - Semanario Brecha
El debate sobre China y las redes sociales en el Congreso de Estados Unidos

Tiktok en la mira

El Congreso estadounidense encendió la alarma sobre los peligros a la privacidad que entraña la influencia china sobre Tiktok. Mientras tanto, las empresas de redes sociales con sede en Estados Unidos prosiguen con su cosecha de datos personales.

El director ejecutivo de Tiktok, Shou Zi Chew, en el Comité de Comercio y Energía, en el Capitolio, el 23 de marzo, en Washington. AFP, OLIVIER DOULIER

Miembros del Congreso claman contra los peligros online; increpado por legisladores, un CEO de un gigante tecnológico suda la gota gorda defendiendo las políticas de su empresa; abundan las amenazas apenas veladas sobre inminentes cambios regulatorios para las redes sociales. Al mirar la cobertura televisiva de la política estadounidense de la semana pasada, el espectador podía creer que asistía a escenas grabadas de una audiencia parlamentaria anterior a 2022, cuando los demócratas usaban su control del Congreso para poner en la picota a los jerarcas de Facebook.

En cambio, lo ocurrido el jueves 23 en Washington fue posible gracias a una Cámara de Representantes férreamente controlada por los republicanos, y, en lugar de Facebook, fue el director ejecutivo de Tiktok, Shou Chew, quien estuvo frente al pelotón de fusilamiento. Y, como resultado, en los pasillos del poder ahora se discute seriamente una prohibición completa de Tiktok en Estados Unidos.

En diversos momentos a lo largo de sus cinco horas de duración, la audiencia parlamentaria fue un recordatorio tragicómico de que los legisladores más entusiastas en tomar medidas drásticas contra las plataformas tecnológicas no son necesariamente los más conocedores de su tecnología. El republicano Richard Hudson tuvo un extenso intercambio con Chew cuando exigió saber si Tiktok «accede a la red wifi doméstica». «¿Y, entonces, cómo hacen para saber la edad de los usuarios?», preguntó su correligionario Earl Buddy Carter, antes de que le dijeran que, como la mayoría de las plataformas, Tiktok pregunta explícitamente a sus usuarios qué edad tienen. Mientras tanto, el representante Dan Crenshaw parecía seguro de que Chew era un ciudadano chino, a pesar de que, previamente, durante la audiencia, el ejecutivo había mencionado cuatro veces que nació y vive en Singapur.

No obstante, para los observadores preocupados por la libertad de expresión y que siguen de cerca los debates sobre regulación de las redes sociales, pudo ser refrescante escuchar a algunos legisladores plantearle a un ejecutivo tecnológico sus preocupaciones sobre las políticas de censura de su empresa y sus consecuencias indeseadas, en lugar de instarlo a profundizar las restricciones a los contenidos. Aun así, esa línea de cuestionamiento no fue la norma, con representantes tanto demócratas como republicanos que dedicaron un buen tiempo a presionar a Chew para que hiciera un mayor esfuerzo en eliminar el «contenido potencialmente dañino» de su plataforma, ya sean fake news y discursos de odio (en el caso de los demócratas) o la promoción de drogas (en el caso de los republicanos).

VIGILANCIA CHINA

De todos modos, los miembros del comité parlamentario que interrogó a Chew dedicaron sus intervenciones más que nada a plantear su preocupación sobre el papel que juega Tiktok como medio de información y recopilación de datos de usuarios, en vistas de su relación con la República Popular China (con alrededor de 1.000 millones de usuarios en todo el mundo y al frente del ranking de las redes sociales con mayor crecimiento de los últimos años, Tiktok es propiedad de la empresa china Byte Dance).

«Hoy existen 150 millones de estadounidenses de los que [el Partido Comunista de China] puede recopilar información confidencial y controlar lo que finalmente ven, escuchan y creen», advirtió la republicana Cathy McMorris Rodgers, presidenta del Comité de Comercio y Energía de la Cámara de Representantes. «Tiktok funciona como un programa de vigilancia masivo que recopila grandes cantidades de datos personales de más de 1.000 millones de personas en todo el mundo», dijo por su parte Hudson. «Un puñado de ingenieros chinos tiene acceso a los datos personales de los niños estadounidenses de 13 años», se inquietó la demócrata Lisa Blunt Rochester, mientras que su compañera de bancada Debbie Dingell habló de serias «implicaciones peligrosas» cuando se recopilan los datos de geolocalización de los usuarios.

Los parlamentarios parecen no estar del todo equivocados. Como el propio Chew reconoció, Tiktok, al igual que otras compañías de redes sociales, actúa como una aspiradora que succiona y almacena los datos personales de sus usuarios. El CEO no negó que la empresa esté evaluando recopilar datos de salud y ubicación de sus usuarios, uno de los muchos asuntos en los que hábilmente evadió las preguntas que se le hicieron. Al mismo tiempo, hay preocupaciones legítimas sobre que Tiktok esté siendo directamente influenciada por el gobierno chino. En 2019, The Guardian informó que la plataforma censuraba videos con lineamientos políticos opuestos al gobierno chino, entre otras denuncias similares.

¿Y POR CASA CÓMO ANDAMOS?

Aun así, las actuales exclamaciones de hiperventilados representantes estadounidenses sobre los peligros de Tiktok son difíciles de tomar en serio por varias razones. Si bien es cierto que el mundo no debería tomarse a la ligera la posibilidad de que un gobierno extremadamente poderoso ejerza influencia directa sobre una plataforma tecnológica mundialmente popular, este es el mismo argumento que se puede esgrimir sobre los gobiernos de Estados Unidos y sus vínculos con las diversas empresas tecnológicas (Google, Facebook, Twitter, por nombrar algunas) con sede en ese país.

Como han demostrado los llamados Twitter Files y otras revelaciones recientes publicadas por The Intercept, el gobierno de Estados Unidos tiene una relación íntima y una influencia poderosa sobre estas plataformas tecnológicas, guiando o incluso dando forma directa a sus políticas de censura, incluidos qué tipo de contenido y qué cuentas se van a censurar. No es algo completamente nuevo: entre lo revelado por Edward Snowden a partir de 2013 estaba que Washington usa las redes sociales para impulsar lo que la propia Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) denomina como «propaganda» y «engaños». Estudios recientes de las universidades de Stanford y Adelaida encontraron que los bots que impulsan mensajes alineados con el gobierno de Estados Unidos son mucho más activos que los de los adversarios de ese país, contrariamente a lo que se puede inferir al leer algunos medios occidentales.

Las filtraciones de Snowden, después de todo, también revelaron que, a través de la intervención estadounidense de cables submarinos de Internet y otros medios, los gobiernos de la red Five Eyes (Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos) recopilan y acceden a «casi todo lo que un usuario hace en Internet». Estas empresas de tecnología han sido llamadas en la jerga oficial «intermediarios de vigilancia», debido a su complicidad voluntaria con las solicitudes de datos personales hechas por diversos gobiernos, en particular el de Estados Unidos. Ese país recopila tantos datos sobre sus propios ciudadanos y los del resto del mundo que incluso los trabajadores de la NSA se han quejado de lo difícil que les resulta examinarlos todos, como reveló The Intercept en 2015.

En un artículo reciente en Disconnect, el periodista especializado en política tecnológica Paris Marx argumentaba que lo que realmente está detrás del debate actual sobre la regulación de Tiktok es la incipiente nueva guerra fría con China en la que se empeñan las autoridades estadounidenses. Este conflicto geopolítico, según el analista, crea un clima político en el que los políticos buscan demostrar «hasta qué punto los gobiernos occidentales están dispuestos a abrir una brecha con China más que legislar en serio en materia de seguridad o privacidad online».

(Publicado originalmente en Jacobin. Traducción y titulación de Brecha.)

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