Los nueve metros de uñas del indio Shridhar Chillal (82) se exponen actualmente en el museo de curiosidades de Nueva York. Decidió cortárselas hace unas semanas, después de dejarlas crecer durante 66 años.
Shridhar estaba moviendo unos sillones, y al levantar un almohadón exclamó: “¡Mirá dónde estaba el alicate!”.
Recién a los 82 años va a poder palmearse la panza, cuando esté lleno, sin riesgo de hacerse un harakiri.
Las uñas tienen muchas utilidades: arañar, pelar mandarinas, despegar etiquetas, rascarnos la cabeza, matar piojos. Hay uñas de guitarristas, que sirven para rascar el encordado, y hay uñas encarnadas, que sirven para pescar.
Tres de cada diez personas, además de usarlas como herramientas, se las comen. Este hábito se conoce como onicofagia y es el único acto de autocanibalis...
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