Es difícil acceder a los cineastas en uno de los festivales más importantes y grandes del mundo: centenares de periodistas acuden a cada edición y existe una larga nómina de interesados en entrevistar a los directores presentes, más si se trata de uno de la talla de Hirokazu Kore-eda. Luego de varios intercambios de correo electrónico con sus agentes de prensa, fue agendada esta entrevista, que no podía exceder los diez minutos. Este lapso es escaso para cualquier tipo de intercambio, pero más aún cuando el cineasta no habla inglés y tiene que mediar una traductora. Cuando Brecha acudió al encuentro, Kore-eda estaba sumamente cansado luego de su viaje desde Japón, pero, aun así, mantenía un semblante paciente y sereno. El maestro nipón supo escuchar con atención las preguntas –traducidas p...
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