Nos han arrojado una palabra suelta, como quien arroja una piedra en un estanque para mirar cómo se hunde o qué ondas concéntricas comienzan a rodearla. Podría también pensarse en una excavación, una perforación, algo así: —Ahí tienen esa palabra. A ver qué hay dentro de ella.
Y es cierto. En su interior empiezan a aparecer otras palabras, ideas, recuerdos.Un recuerdo lejano, por ejemplo: el profesor de lógica pregunta: —¿Qué hay en el interior de un concepto?Silencio en la clase. —Hay otros conceptos –se contesta a sí mismo y agrega–: Y dentro de cada uno de ellos hay otros más.Abrimos entonces el concepto “costas”. Aparecen entonces expresiones como: Costa Azul, Costa Brava, Costa de Marfil. Cada una creando una atmósfera propia, que nos lleva de las costas europeas a las costas afr...
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