En 1966 Héctor Tosar regresaba al Uruguay tras varios años de trabajo en Puerto Rico, y tras un viaje de tres meses por India, Formosa y Japón por invitación de la Unesco. Luis Batlle Ibáñez le ofreció una pequeña ayuda abriéndole un espacio en el Conservatorio Kolischer, que dirigía. Allí, en un lindo curso de contrapunto modal que empezó a dictar en agosto de 1966, conocí a Carlos Pellegrino, por entonces alumno de piano y estudiante de agronomía. Allí estaban también su amiga la pianista María Teresa Sande y un trombonista cuyo nombre no logro recordar. El grupo lo completábamos los cuatro que queríamos hacer taller de composición con Tosar: Ariel Martínez, Conrado Silva, Daniel Viglietti y yo.
Carlos (que siempre fue Carlitos para sus amigos) había iniciado sus estudios de piano a los ...
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