Todo estuvo dentro de lo que podía, razonablemente, preverse. También el resultado, en la medida en que cuando el partido es parejo, y éste entre Uruguay y Emiratos Árabes lo fue in extremis, la clase, la envergadura y la experiencia de algunos jugadores deberían volcar el tanteador a favor. Fue exactamente eso lo que sucedió. Aprovechamos nuestros “momentos” mejor de lo que lo aprovecharon ellos y fuimos más eficaces frente al arco rival que ellos.
Nuestra reforzada selección sub 23 arribó a los Juegos Olímpicos luego de un largo, trabajoso y farragoso proceso de elección de jugadores y, una vez decidido el plantel, de un insuficiente período de amoldamiento, de prueba, de exigencias reales. Los únicos dos partidos internacionales previos, uno contra un Chile de “rara” mezcla y defen...
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