Con Laura Cionci
Con 70 años cumplidos, era hora de que la infraestructura del Teatro de Verano ejerciera su derecho a brillar. Lo hizo posible una inquieta artista visual romana que en 2005 conoció el Carnaval uruguayo y desde entonces lo lleva adherido a la piel. Por eso cubrió con brillantina, hasta donde pudo, el coliseo montevideano de Momo, en Buenos Aires una galería de arte y en Roma una de sus mil fuentes. Para restituirnos la razón, y la demora, de ver.
—¿Cómo surge tu vinculación con el Carnaval uruguayo?—Hace diez años que soy activa, en Roma, en la acción social, ocupando lugares municipales abandonados, por ejemplo, para abrir en ellos centros culturales. Nos encontramos, en uno de estos centros sociales, con un grupo de argentinos que hicieron una murga porteña q...
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