El freestyle sube a los ómnibus, convoca en las plazas y llena salas de teatro: su ritmo improvisado crece organizado por la generación Youtube. Es una forma de combatir y competir con el lenguaje que tiene alcance nacional, se sustenta en una industria continental y se posiciona como una nueva forma de expresión entre los jóvenes latinoamericanos.
“Vos sabés más del liceo, pero yo sé más de la vida”, le replica Eme Sean a su contrincante y el círculo lo festeja con las manos al aire. La música que reproduce el parlante mueve las cabezas de los más de sesenta jóvenes reunidos en la fuente del Hotel del Prado, con esa cuota de abandono como referencia del barrio, ahora revitalizado por el ritmo del hip hop.
“Gente, un par de flashes más o no arrancamos las semifinales. Así de dictadores nos...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate