Todo parece arreglado en esta instalación1 para introducirnos en un ambiente intimista, una atmósfera sentimental –que no sensiblera– a través de numerosos recursos objetuales y poéticos. No ha de sorprendernos que Magela Ferrero (Montevideo, 1966) se valiera de la multiplicidad de medios. Ella ha incursionado con naturalidad en la fotografía, la canción, el cine, la poesía escrita, la plástica, sin preocuparse por las categorías, atravesándolas, y sin consagrarse definitivamente a ninguna en particular, tal vez como una forma de comulgar con todas.
En esta ocasión Magela hace gala de su vertiente poética más directa y coloquial: “Aquí está mi madre/ donde yo estoy ella está/ y eso será así, siempre/ por este motivo/ todas las cosas también hablarán de ella/ cuando hable…”. Una hermosa let...
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