El impacto en Uruguay de la crisis brasileña - Semanario Brecha
El impacto en Uruguay de la crisis brasileña

Los tambaleos del grandote del barrio

La crisis económica y política del vecino Brasil afecta las exportaciones uruguayas y pone en cuestión algunas experiencias de complementación tanto productiva como de infraestructura. Las autoridades descartan un escenario dramático, aunque reconocen que añade una complejidad más a una realidad regional ya de por sí complicada.

Foto: AFP Nelson Almeida.

Uruguay exportó a Brasil, en el período que va desde enero a diciembre de 2014, por un valor de más de 1.600 millones de dólares, una cifra que colocó a ese país en el podio de las ventas al exterior (18,13 por ciento). El segundo lugar fue para China, con el 16,9 por ciento de las exportaciones. Sin embargo, en cuanto al volumen físico, Brasil se ubicó detrás del gigante asiático, con un 17,57 por ciento frente al 23,04 por ciento que adquirió China. Esa diferencia en los montos se explica porque los productos con destino al vecino fronterizo tienen mayor valor agregado.

El economista Pablo da Rocha del Instituto Cuesta-Duarte (Pit-Cnt) explicó a Brecha que con Brasil también se desarrollaba un programa de coordinación y complementación productiva en distintas áreas, por ejemplo, en la automotriz y una incipiente integración en la construcción naval.

Una serie de condicionantes que llevaron, en su momento, a que durante la anterior administración frenteamplista el entonces presidente José Mujica acuñara la frase de que Uruguay debía ir en “el estribo” de Brasil. Pero el tiempo pasó y la realidad de la región y el mundo cambió. Brasil entró en recesión (se prevé  que la caída de su Pbi sea del 2 por ciento), tiene un déficit fiscal de 8,1 por ciento, ha devaluado el real. Combina crisis económica con política y soporta escándalos de corrupción. En los últimos días Standard & Poor’s le quitó el grado inversor, y lo mismo sucedería con otras calificadoras de riesgo.

Todas esas condicionantes lo han retraído como comprador y, fruto de la depreciación de su moneda, los productos exportables uruguayos ya no son competitivos para su mercado. Ello ha provocado, entre otras realidades, que la planta china Chery de fabricación de autos cerrara sus puertas en Uruguay, al quedar sin posibilidades de entrar a Brasil con precios rentables.

Esa situación también se vive a nivel de los lácteos, autopartes, plásticos y otra serie de productos. También con el arroz y otros derivados de la producción agropecuaria.

Otra preocupación que añadió Da Rocha es que, al igual que lo que sucede con Uruguay, China también es un socio principal de Brasil, que le exporta bienes primarios como la soja y que puede llegar al país asiático, debido a la devaluación del real, a precios más competitivos que los uruguayos.  “Esa situación nos preocupa bastante, y no solamente por los bienes de mayor valor agregado, sino también por lo que puede ocurrir con buena parte de nuestras exportaciones”, concluyó el economista. De todos modos, recordó que Uruguay ha diversificado sus exportaciones a 164 países, por lo que eso podría amortiguar en parte los efectos negativos de la crisis brasileña.

En cuanto a la novedad de los últimos días (la pérdida del grado inversor), el diputado Alfredo Asti (Fls, FA) señaló a Brecha que esa baja en la calificación es una muy mala noticia no sólo para Brasil sino para toda la región: “Se empezó a deteriorar la situación a poco de asumir Dilma, y aun cuando se esperaba un crecimiento lento, los acontecimientos se precipitaron, lo que ha  generado desconfianzas en los agentes económicos brasileños, afectando la economía real. Porque, cuando se pierde la confianza, los consumidores, los inversores, los empleadores se retraen. Otro dato negativo para Uruguay es que el turismo brasileño empezó a bajar”.

Por otro lado, fuentes de la Torre Ejecutiva indicaron a Brecha que la situación del vecino país tendrá diversos impactos “que habrá que ir monitoreando”. Advirtieron que Uruguay tiene fortalezas importantes en materia financiera, en lo que es la solidez de la economía, “pero claramente la relación comercial se ha visto afectada, como lo muestran los volúmenes de exportación de los últimos meses. Vemos que por ahí puede haber un problema, habrá que ver cómo repercute la situación en Brasil y la pérdida del grado inversor con la evolución de su moneda y cómo eso nos puede afectar”. Lo que sí descartaron las fuentes es que Uruguay se plantee seguir el ritmo de devaluación del real, porque lo que ocurre en Brasil tiene que ver con una fortísima depreciación de su moneda vinculada a la crisis económica. Uruguay no tiene una crisis económica, por tanto plantearse seguir estrictamente la evolución de su moneda no es recomendable, además el país  tiene un tipo de cambio flexible que debe acompañar no sólo la tendencia del dólar en Brasil, sino también la tendencia del dólar a nivel global.

La crisis del vecino del norte no solamente preocupa por la colocación de los productos exportables uruguayos en su mercado, sino también porque compromete una estrategia de complementación ya iniciada en infraestructura y energía, insistió Da Rocha. Por ejemplo, en el proceso de la interconexión eléctrica que Uruguay financió en la parte nacional con recursos del Focem y que todavía no está operativa. Y aunque hay en marcha varios emprendimientos de energía eólica con Electrobras, existen planes de más instalaciones conjuntas, que por ahora están en stand by. Lo mismo ocurre con el mentado segundo puente en Río Branco.

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Un trimestre de producción a la baja

Contratiempo progresista

A pocos días de conocerse la pérdida del grado inversor en Brasil, en Uruguay también salió a la luz un dato que no parecía estar en los planes. El martes el Banco Central del Uruguay (Bcu) divulgó que hubo un descenso del Pbi en el segundo trimestre de este año de 0,1 por ciento en relación al mismo período del año anterior, algo que no ocurría desde 2003. Y si se compara con el primer trimestre de 2015 la disminución es del 1,8 por ciento. De todas formas, entre enero y marzo de 2015 el Pbi aumentó 4 por ciento, y en los seis primeros meses de 2015 el incremento del producto es de 2,2 por ciento.

Entre las razones para la caída de la producción de bienes y servicios el Bcu ubica la sequía y la consiguiente falta de generación hidráulica de electricidad (si se toma esta  actividad en conjunto con el suministro de agua y gas, hubo una disminución del 58,5 por ciento respecto al mismo trimestre de 2014). Otro factor señalado es la retracción en volumen de la demanda interna (0,7 por ciento) y de la inversión de capital en menos 1,5 por ciento.

Las exportaciones cayeron en volumen, respecto a igual período del año anterior, en 1,4 por ciento, mientras las importaciones descendieron 2,6 por ciento. Estos números no reflejan más que la tendencia que se ha producido, en atención a los problemas regionales y la desaceleración de China. Para el caso de las compras en el exterior, el ascenso del dólar es una explicación plausible.

En cuanto a las ramas de la economía, no todos los comportamientos son iguales. Hubo disminución en la actividad pecuaria y la agricultura, pero el sector creció con base en la actividad forestal, esto último impulsado por las plantas de celulosa, en especial la nueva de Montes del Plata. Elemento que también explica la suba en la industria manufacturera de exportación, que compensa las pérdidas en productos lácteos, autopartes y otros. La construcción es otro de los sectores en baja.

El economista del Mpp Héctor Tajam señaló a Brecha que los números no hacen más que reflejar la desaceleración de la economía pronosticada por el gobierno, por lo que no hay peligro de recesión, y que algunos indicadores se modificarán cuando las represas comiencen a funcionar, gracias a las lluvias producidas, y surja la demanda argentina de electricidad.

Sin embargo, indicó que dos cosas son llamativas en la información entregada por el Bcu. Una, el descenso del consumo interno, cuestión que atribuyó a factores subjetivos derivados de la decodificación hecha por los uruguayos de los primeros mensajes de austeridad del gobierno, aunque luego el proyecto de presupuesto quinquenal viró hacia una “audacia responsable”. Asimismo, advirtió que el valor incrementado del dólar parte de un fenómeno mundial y obliga a la gente a ser precavida.

La segunda es el descenso de la inversión pública, que si se compara con el mismo trimestre del año anterior, baja en un 18,3 por ciento. Para el mismo período la disminución de la privada es 3,4 por ciento.

Tajam explica la retracción de la inversión pública por los recortes hechos a los emprendimientos de las empresas estatales. Por ejemplo, la suspensión del Antel Arena, el enlentecimiento del tendido de la fibra óptica, así como la demora en instalar el nuevo horno en la planta cementera que Ancap posee en Paysandú. Ese montaje, de acuerdo a fuentes del ente consultadas por Brecha, asciende a 100 millones de dólares.

En opinión de Tajam, durante los meses mencionados los recortes a las inversiones de las empresas públicas funcionaron como una política procíclica, facilitando el proceso de desaceleración. Sin embargo, coincidió con el gobierno en que en esa caída del producto incidieron factores estacionales, como la sequía.

Por su parte, Danilo Astori, en declaraciones a Carve, remarcó el crecimiento de 2,2 por ciento en la primera mitad del año y agregó que en los primeros siete meses de 2015 el volumen de proyectos en términos monetarios  aprobados por la Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones supera en 13 por ciento al de igual período del año pasado. Por lo cual no prevé ningún escenario recesivo.

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