Al principio fue sólo un rumor. En una ciudad ocupada no se tiene mucho más que eso. Un rumor al que aferrarse. En este caso el rumor decía lo impensable. Que un piloto israelí se había negado a bombardear una escuela en las afueras de Saida, al sur de Líbano. Llevaba las coordenadas claramente anotadas en sus instrucciones, pero al llegar al lugar y hacer contacto visual con su blanco, el piloto, que antes había estudiado para arquitecto, vio que esa planta sólo podía corresponder a una escuela. Dio media vuelta y lanzó sus bombas en el mar. ¿Habría sido así realmente? ¿Puede un piloto comprender desde el aire la planta del edificio que va a destruir? ¿Puede tomar una decisión de ese tipo conociendo las consecuencias que tendría su desobediencia en la rígida escala jerárquica militar? Imp...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate