Con María Achugar, secretaria de Quijano en Marcha
Estuvo desde el 67 hasta el cierre definitivo, y conoció los tres locales de Marcha. Empezó trabajando para la Cinemateca del semanario, luego se pasó a la coordinación de los Cuadernos de Marcha, más tarde se ganó la confianza del “Viejo” –como no puede dejar de llamarlo–, y ya siendo su secretaria logró poner “la casa en orden”, al decir de Alfaro, al mismo tiempo que disfrutó de una proximidad especial con quien fuera su jefe. —¿Cuál fue tu primera impresión de Quijano?—Marcha se leía religiosamente en casa. Los editoriales de Quijano significaban una experiencia muy parecida a la de escuchar al cura cada domingo (bueno, algo bastante más didáctico y atractivo de lo que podía proponer un cura). Yo tenía una especie de resentimiento con...
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