Ellas dan letra - Semanario Brecha

Ellas dan letra

Con Leonor Courtoisie.

Ciclo de teatro leído que va por el sitio de Instagram de Salvadora Editora, editorial de dramaturgia femenina latinoamericana / Composición de capturas de Instagram

Supongamos que hoy se despertó con unas ganas locas de escuchar a dramaturgas latinoamericanas leyendo sus textos. Salvadora Editora, que publicó a varias, las está compartiendo en el ciclo de teatro leído que inauguró en su cuenta de Instagram.1

¿Cuándo comenzó el ciclo y cómo funciona visualmente?

Comenzó el sábado 21 de marzo en la cuenta de Instagram de Salvadora Editora con Laura Liz Gil Echenique, dramaturga cubana que vive en España y fue una de las primeras que publicamos con la editorial. Lo que verán quienes tengan instalado Instagram en sus celulares es a una dramaturga, una actriz o un actor leyendo un texto. También hay colectivos teatrales que filman sus obras y las transmiten en vivo en nuestra cuenta; esta es una propuesta gratuita y abierta a la participación de la comunidad teatral. Y, en el marco de la emergencia que soportamos, pusimos dos números de cajas de ahorro a disposición de la gente que desee colaborar con dramaturgas y mujeres de las artes escénicas que estén necesitándolo.

¿Innova, esta propuesta, en algún sentido?

—Creo que en el área de las artes escénicas brinda la oportunidad de conocer las obras de dramaturgas uruguayas y latinoamericanas que no están disponibles ni en salas teatrales, ni en librerías, ni en bibliotecas.

El flanco débil del teatro leído es que verbaliza un texto destinado a la representación; ¿sopesaron eso cuando lanzaron esta iniciativa?

—Como editorial de dramaturgia que somos, sabemos que el público interesado en nuestra oferta es minoritario. No obstante, hasta hace un rato sumaban 175 las personas que entraron al ciclo, cifra significativa para un emprendimiento de estas características. Y el día que la actriz y dramaturga Josefina Trías leyó, junto con un grupo de actrices invitadas, fragmentos de su obra Terrorismo emocional, que también publicamos, la vieron en vivo 80 espectadores. Muchas personas alejadas del medio teatral y que no leen dramaturgia están acercándose a nuestros libros y a las actividades que generamos, lo cual nos habilita a pensar que poco a poco estamos contribuyendo a formar públicos.

En línea con la pregunta anterior, ¿qué te llevó a abrir una editorial especializada en un género de culto?

—La iniciamos con Camila Guillot, escritora, librera, correctora de estilo y amiga que hace tiempo quería vérselas con una editorial propia, que propuse centrar en dramaturgia. Porque en Uruguay no existían –aunque existieron– editoriales dedicadas al género, y yo no registraba la presencia, en ningún espacio artístico o académico, de las dramaturgas que nos gusta publicar. Tampoco aparecían cuando cursé la carrera de actriz en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático, ni la tecnicatura en Dramaturgia de la Udelar. La primera colección de cinco títulos que lanzamos con Salvadora Editora, titulada Nueva Dramaturgia Aduanera, apuntó a compensar ese vacío con una autora argentina, una ecuatoriana, una cubana y una colombiana, más una obra mía que alcanzó a subirse a ese tren [risas]. Creo que, a pesar de las redes sociales y la hiperconectividad, en el campo de las artes escénicas seguimos mirando más a Europa que a Latinoamérica; la pregunta que me acompañó durante toda mi formación teatral fue por qué no conocía a ninguna dramaturga uruguaya de la época en que comenzó a escribirse teatro en el Río de la Plata. El afán de responder a esa inquietud me llevó a iniciar una investigación, junto con el equipo responsable de Salvadora Editora, sobre esas dramaturgias invisibilizadas por la historia del teatro uruguayo, y a registrarla en una especie de “diario de investigación” que aporta hipótesis de por qué ocurrió eso. En medio de estos quehaceres publicamos a un conjunto de dramaturgas uruguayas que escribieron entre 1930 y 1973.

¿Por qué publican exclusivamente a mujeres?

—Suelo contestar esa repetida interrogante adhiriendo a la respuesta que le dieron unas editoras argentinas: nadie le pregunta a la mayoría de las editoriales por qué su catálogo está integrado, básicamente, por hombres. Hemos discutido más de una vez esta decisión con el equipo responsable de la editorial, en el que hay varones, y yo continúo sintiéndola constitutiva de nuestra identidad.

¿La postura de género subyacente a ese sentimiento transversaliza todo lo que editan o alternan temas?

—Nuestro catálogo es diverso; interesante, lo que insinuás, estaría bueno intentar transversalizar la problemática de género en todos nuestros contenidos, aunque ahora no sea el criterio con el que definimos qué admitir y qué rechazar.

¿Alguna de las obras que publicaron fueron estrenadas?

—Una directora venezolana está trabajando, en Buenos Aires, el texto de Laura Liz Gil, otras dos autoras editadas están dirigiendo el montaje de sus textos, y a mí me encantaría que lo que escribieron dramaturgas uruguayas entre 1930 y 1973 fuera representado. Importa aclarar que valoramos la calidad literaria de los textos antes que su funcionamiento dramático. Por eso algunas de las obras que publicamos son más narraciones que libretos.

1. @salvadora_editora.Integran el equipo responsable de Salvadora Editora Agustina Cabrera, Vanessa Cánepa, Leonor Courtoisie, Martín de los Santos, Martina Marenales, Florencia Livchich, Federico Puig Silva, Diego Recoba y Gabriela Escobar. Leonor Sofía Courtoisie Malaneschii nació el 23 de marzo de 1990 en Montevideo.

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