El gran desafío del periodismo consiste en recuperar la creencia en los valores que siempre lo han sostenido. Vivimos un momento de vértigo en que las páginas impresas tratan de imitar en su diseño y en su brevedad a las páginas web. El asunto recuerda a la invención de la fotografía y la incertidumbre que dominó por un momento a la pintura. ¿Cómo competir con ese discurso real de las imágenes? La respuesta fue sencilla: desatar los lenguajes pictóricos que la fotografía no puede imitar. El impresionismo, el cubismo, el expresionismo abstracto y el hiperrealismo se beneficiaron del hecho de ejercer recursos que afirmaban el lenguaje plástico y, al mismo tiempo, denunciaban que no eran fotografía. Algo semejante acabará pasando en el periodismo escrito.
La información en línea y l...
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