Durante la administración pasada, cuando tras la tregua de la pandemia la accidentalidad laboral empezó a aumentar, un análisis del propio Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) concluía que «la evolución en la cantidad de accidentes acompaña la evolución en el mercado de trabajo». Así, una consecuencia ineludible del aumento del empleo sería que hubiese más moretones, más huesos rotos, más vidas perdidas.
Sin embargo, los datos sugieren que, cuando la sociedad pone atención en los riesgos que implica el trabajo, los percances disminuyen. La ley de responsabilidad penal empresarial no produjo demasiadas condenas, pero la discusión que la rodeó parece haber estimulado la prudencia. Tras su aprobación, la cifra de accidentes por año pasó de 43 mil a 33 mil, mientras que las muertes ...
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