Las barreras entre lo comercial y lo experimental vienen cayendo cayendo hace años. Los grandes éxitos del off se fueron corriendo hacia la principal avenida teatral; los empresarios de mayor historia vieron que las figuras emergentes de las salas más fermentales podían ser también suceso en los espacios de las marquesinas llamativas, en los que antes solamente tenían su lugar artistas de larga trayectoria o que combinaban la tarea teatral con la televisiva o la cinematográfica. Es que Buenos Aires permite que surjan espacios teatrales en lugares impensados. Basta pensar en el origen de aquel Timbre 4, hoy centro cultural de culto en la zona de Boedo, que respondía desde su propia denominación al timbre que había que tocar al fondo de un corredor para acceder a ese reducto que abrió Claudi...
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