Varios directores hoy consagrados comenzaron sus carreras filmando películas de terror en los años sesenta y setenta; entre ellos, Francis Ford Coppola, Roman Polanski, Steven Spielberg, Brian de Palma y David Cronenberg. Pero mientras los primeros fueron adoptando otros caminos a medida que maduraban y refinaban su estilo, Cronenberg permaneció cerca del cine de género a lo largo de toda su carrera. Cierto es que, en estas últimas dos décadas, su perfil más radical y truculento parecía haberse diluido, abandonando el body horror que lo definía y volcándose hacia un cine más plausible de aceptación. Sin embargo, este impasse no parece haberse tratado de un período de autocensura –por el contrario, dio películas sumamente personales y grandiosas, como Una historia violenta, Promesas del est...
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