“Posesión infernal”
Si el diablo metió la cola, los humanos pusieron las vísceras. Pocas películas, seguramente ninguna entre las pertenecientes al circuito comercial clase A que se genera en California, han llegado a semejante nivel de terror, horror –parecido pero no lo mismo– sanguinolencia y violencia, explícita e implícita, física y emocional. En primeros planos y en planos generales, una lluvia de disparos, hachazos, remezones, explosiones, zarandeadas, vómitos, insultos, escupitajos y decapitaciones impacta sobre la pantalla, bañándola de rojo y verde en la faz visual y llenándola de chirridos y gritos en la faz sonora. La música, siempre ominosa, potencia un clima ominoso con reminiscencias “realistas”. En cambio la fantasía, aparentemente desbordada, podría remitir la narración a...
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