Después del referéndum de Crimea
Un 96 por ciento de los habitantes de Crimea votaron integrarse a Rusia. Washington descartó una acción militar y Bruselas pondrá tibias sanciones a Moscú. Las autoridades de Kiev resignan la estratégica península pero prometen amplia autonomía al sudeste rusófilo de Ucrania, que consideran el próximo objetivo de Putin.
Las puertas doradas de la sala del trono se abren y entran los soldados a paso de ganso. Las banderas incluyen, como siempre, la del águila bicéfala. En el auditorio esperan los boyardos. Todo está listo para el ingreso a escena del zar de todas las Rusias. Después de la firma del decreto de ese día, la palabra “todas” incluirá una más: Crimea. El que se coloca en el centro de todo ese boato es el nieto del cocinero. Milagro de un país que...
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