La Banda Sinfónica de Montevideo cerrará su actual temporada virtual con una versión de “La cumparsita” a la que podrán sumarse los ciudadanos y las ciudadanas que lo deseen. Martín Jorge, director del elenco, enmarca esta propuesta en una reinvención laboral obligada por la pandemia.1
—¿Cómo estructuraron la temporada virtual que están compartiendo en redes sociales?
—La última vez que nos reunimos con la Banda fue el viernes 13 de marzo; nos despedimos dejando todo listo para reencontrarnos el lunes siguiente, continuar ensayando y estrenar nuestro Ciclo de Otoño en el teatro Solís el miércoles 18, y nunca más nos vimos. Somos uno de los elencos artísticos más antiguos del país –en 2020 estamos cumpliendo 113 años– y, a la vez, funcionarios públicos responsables de interpretar y difundir música sinfónica en todos los barrios de Montevideo. El shock que nos produjo la obligación de suspender, por tiempo indeterminado, todas las actividades inherentes a nuestra misión disparó, a la par, un acicate para buscar la forma de reinventarnos laboralmente, de sostener nuestra responsabilidad ante la población. Observamos cómo estaban procurando paliar el distanciamiento social otras agrupaciones sinfónicas del mundo y vimos que está muy extendido el uso del playback o falso vivo: en un video mosaico, se ve a cada músico en su casa simulando que toca en vivo una grabación original previa, de altísima calidad. Consideré que con la Banda podíamos innovar y, en lugar de recurrir a la simulación, mantener el video mosaico, pero registrar el sonido y las imágenes de cada músico y música tocando de verdad un fragmento de partitura sinfónica en su casa, y mezclando y editando de forma creativa y profesional ese material. Cada integrante de la Banda se grabaría con su teléfono celular, y la edición procuraría acercar los registros a la atmósfera de un concierto en vivo. Comenzamos a experimentar con cuatro saxofonistas, a los que les pedí que se grabaran tocando un arreglo popular que tenemos de “La cucaracha”, que dura 30 segundos; después, añadimos dos músicos más, después cambiamos de maderas a metales, de metales a cuerdas, y al cabo de un mes de este aprendizaje nos atrevimos a abordar, con cada músico tocando desde su casa, una obra de ejecución compleja: la obertura de Guillermo Tell, de Gioachino Rossini.
—La edición del material habrá interpuesto el principal desafío.
—Consolidamos una suerte de equipo responsable de audiovisuales, del que carecíamos, contratando a músicos editores, realizadores y técnicos, y aquí intervine regulando los tonos y las intensidades de cada intérprete, para acercar la síntesis virtual a una armonía sinfónica. También tuve que reinventar mi rol de director; en los ensayos presenciales corrijo, ecualizo, modifico con mis manos y gestos, y aquí trabajo en una isla de edición, pero con el mismo rigor y compromiso que destino a los conciertos en vivo.
—Cumplida la meta de Guillermo Tell, la temporada virtual avanzó.
—Sí, en la segunda fase de esta aventura nos propusimos virtualizar la última obra que habíamos estado ensayando antes de que se disparara la pandemia, y es la ópera uruguaya San Francisco de Asís, de Luis Sambucetti. Tomamos siete fragmentos de esa obra y pautamos un ciclo de siete entregas, que van, aproximadamente, por la mitad e integran, además de a la Banda en pleno, a tres cantantes y un coro lírico. Cada video incluye una breve información y contextualización, a mi cargo, de la obra que estamos interpretando; a mediados de este mes lanzaremos un ciclo de seis entregas de compositores uruguayos, comenzando por Tomás Giribaldi, autor de la segunda mitad del siglo XIX, y concluyendo con Jaurés Lamarque Pons, creador sensible a las expresiones populares. Estamos adaptando al formato virtual, además, uno de los conciertos didácticos que la Banda ofrece hace 20 años al público escolar, en el que tres actores caracterizados como el Tío Piola, de la familia de las cuerdas, el Tío Percuta, de la familia de la percusión, y el Tío Soplido, de la familia de los vientos, van presentando los distintos instrumentos. Aspiramos a coordinar con el Plan Ceibal, socio estratégico de nuestros conciertos didácticos, la posibilidad de generar un archivo sistematizado de este trabajo.
—La temporada tendrá un broche de oro popular.
—Así es. Si bien las devoluciones y los comentarios que estamos recibiendo de este ciclo virtual son muy alentadoras, tanto de parte del público como de colegas del ámbito musical, extrañamos lo que sucede en los conciertos en vivo: los aplausos, las conversaciones con la gente. En esta línea, nos ha sucedido que –en algún concierto en un club, plaza o centro comunal– alguien que toca un instrumento se acerca a preguntarnos si no lo dejamos tocar con nosotros. Hasta ahora había sido imposible, por más de una razón, acceder a una solicitud como esa, pero creemos que la presente coyuntura es propicia para habilitarla; por lo tanto, estamos invitando a todos los montevideanos y las montevideanas que toquen un instrumento –ya sea leyendo música o de oído, en cualquier estilo o género–, e incluso a quienes canten, a que nos acompañen desde sus casas en una gran versión virtual de “La cumparsita”, que esperamos estrenar el 31 de julio.
1. #Desde casa. Temporada virtual de la Banda Sinfónica de Montevideo, cuyo ciclo dedicado a compositores nacionales va del 16 de junio al 3 de julio. Los martes y los viernes del 7 al 21 de julio llegará el tercer movimiento de la Sinfonía número 1. El señor de los anillos, música compuesta especialmente para banda sinfónica por el holandés Johan de Meij. El concierto didáctico comenzó el 25 de mayo y va martes y jueves hasta el 7 de julio. Quienes deseen participar en la versión colectiva de “La cumparsita” tendrán plazo hasta el 25 de junio, según las especificaciones disponibles en www.bandasinfonica.montevideo.gub.uy.
Martín Rodrigo Jorge Pérez nació el 3 de junio de 1975, en Montevideo.