La exposición en el Muhar es pequeña, casi testimonial. Como para que no se olvide que hace 200 años comenzaron a publicarse estos bocetos de Katsushika Hokusai, cuyos dibujos todos hemos visto alguna vez, sin conocer su historia. Aunque sea para que alguien en Uruguay diga “Hokusai” en ocasión del bicentenario de la publicación del manga o mire su célebre “Gran ola de Kanagawa” otra vez, pero con ojos nuevos. Y aunque Carmen Anderson, curadora de la muestra, haya tenido que aguzar el ingenio para construir una muestra con bien poca cosa.
Una armadura de samurái recibe al visitante. Es una pieza del acervo del Muahr y es casi el único objeto “con aura” de la muestra. Es de mediados del siglo XIX y pertenece al legado de Fernando García, y de ella se dice que sigue en proceso de restauraci...
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