"Mi razón enflaquece y con razón me quejo de la vuestra fermosura”, desvariaba don Quijote. La fermosura de Cristina Kirchner puede ser que perturbe a algunos (que mucho le sonríen). En otros, el trastorno lo provocan sus olímpicas sinrazones. Su gobierno alentó la confianza al levantar respetables banderas. Pero con ellas no alcanza a tapar desquicios inaceptables. Como las madres de la isla de Bali –que según Margaret Mead y Gregory Bateson acariciaban un rato a sus hijos, los apartaban y cuando ellos volvían confiados los ignoraban–, esta administración practica el doble vínculo, puerta a la esquizofrenia.“Doble vínculo” llamó Bateson a aquellas relaciones insanas: los niños concluían por negar su propia razón antes que dudar de sus buenas madres.Cuando alguien en quien confiamos nos m...
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