El aumento del precio del transporte fue la brecha por la que se coló el profundo descontento que vive la sociedad brasileña. Por la mala calidad de los servicios, por una dirigencia política paternalista que bloquea la participación, porque no quieren seguir siendo los campeones mundiales de la desigualdad. Las capas medias en acción. Y con vinagre para soportar los gases lacrimógenos.
Los abucheos y rechiflas dieron la vuelta al mundo. Dilma Rousseff no se inmutó pero sus facciones denotaban incomodidad. Joseph Blatter sintió la reprobación como algo personal y se despachó con una crítica a la afición brasileña por su falta de “fair play”. Que la presidenta de Brasil y el mandarín de la fifa, una de las instituciones más corruptas del mundo, fueran desairados por decenas de miles d...
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