A partir de las técnicas más variadas de la plástica moderna, desde el naturalismo hasta la deformación y el lenguaje abstracto, Vicente Martín atraviesa en los tres últimos años un acuerdo de los términos opuestos que formaron su experiencia plástica, intentando un eclecticismo fundado en la simbiosis de su sensibilidad y el fragmento de realidad que elige para expresarla: distintas versiones sobre un mismo tema, Naturalezas muertas. Los humildes objetos que cotidianamente nos rodean y su sencillez casi acética: una frutera, el cuchillo gris sobre la mesa, las lámparas, el pote, la botella de cualquier color atraen a Martín –con esa intimidad apenas comunicable que es el silencio puro– como atrajeron ayer a Chardin y a Rembrandt, a Cézanne y Soutine; materia flexible –sin duda– pronta a p...
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