Se estructura en tres actos que van de una época bucólica y ordenada a una de cambios y disturbios, y de ésta a una de restitución democrática y servidumbre económica, a la sombra de Fausto.
El primer acto, “Adagio”, genera un espacio mítico sin referencias temporales o regionales concretas, incluso entre los personajes hay pocos nombres propios. Así se establece, pese a su ordenada cronología donde cada capítulo es un día, un tiempo sin tiempo. Se repasa el gusto por la rutina, la buena relación entre vecinos, la aversión al cambio, el disfrute del trabajo y las conversaciones para pasar el tiempo, todo con una sintaxis sin puntos que se mantendrá a lo largo de casi toda la novela. La ausencia de puntos quizás busque reproducir lo fluido de la vida y la imposibilidad de seccionarla sin ar...
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