Ya se vislumbran los conflictos que deberá enfrentar el nuevo Ejecutivo de derecha.
El 11 de marzo de 2010, el fogueado Pepe Mujica pasó lo que años más tarde recordó como “uno de los sustos mayores de mi vida”; cerca de él, el entonces príncipe heredero de España miraba el balanceo de las arañas de luces del salón plenario del Congreso chileno con la boca abierta, como pensando si su dignidad real le permitía salir corriendo. En varias partes del recinto, los mandatarios extranjeros, los políticos y hasta los monseñores dudaban entre mantener la compostura debida a sus cargos o interrumpir con una estampida las solemnidades republicanas de la trasmisión del mando presidencial de Michelle Bachelet a Sebastián Piñera.
Habían pasado menos de dos semanas del gran terremoto del 27 de febrero, ...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate