Quienes crecimos viendo cómo la selección quedaba afuera de los mundiales y el Campeonato Uruguayo se interrumpía una y mil veces sin motivo aparente no nos horrorizamos al escuchar palabras tales como “ejecutivo provisorio” o “gobernabilidad”. La desorganización está en la génesis de nuestro deporte, y si algún mérito tuvo la gestión de Sebastián Bauzá fue la de malacostumbrarnos a tener un presidente de la auf joven, con aspecto de persona decente, con un discurso coherente con sus acciones, y que daba la impresión de que sería capaz de completar su mandato, por primera vez desde las épocas de Atilio Narancio.1
Pero finalmente, y tras un proceso “no del todo claro” del que participaron múltiples actores (desde Eduardo Ache hasta José Mujica, pasando por el Pato Celeste, Enriq...
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