Un cuento popular se ha repetido cada vez que se rememora al seleccionado uruguayo que triunfó en la Copa Mundial de fútbol organizada por la Fifa en el marco de los Juegos Olímpicos de 1924. Con las variantes propias de la tradición oral, se dice que, en la práctica anterior al partido con los yugoslavos, los celestes, sabiendo que sus rivales los estaban “espiando”, decidieron hacerse los burros; le erraban a la pelota a propósito, le pegaban al piso, se hacían goles en contra. La anécdota es una obvia exaltación de la viveza criolla. Y es evidentemente falsa. Revela ignorancia general respecto de cómo se movía la información aun en 1924, y también una ingenua falta de cálculo sobre la inteligencia ajena. Ojalá no estemos sufriendo de ignorancia similar sobre lo que se sabe de nuestra se...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate