Saladito el pop - Semanario Brecha

Saladito el pop

Con Aníbal Capoano.

Foto: difusión, s/d de autor

La banda Canibal Pop presenta mañana su segundo disco,¹ cuyo rock irónico es un bálsamo para almas saturadas de realismo. El vocalista y compositor del grupo, Aníbal Capoano, es licenciado en comunicación social y documentalista con experiencia en asentamientos.

Canibal Pop surgió en 2012 en Atlántida. ¿Vivían allí?

—El guitarrista y yo, en realidad; nos juntábamos a guitarrear y cantar canciones roqueras en la expoplatea de Atlántida –hace unos años que se llama José Carbajal El Sabalero– hasta que la banda se consolidó y tomó como “área de influencia” la Costa de Oro y la zona del peaje.

Según la información de prensa, hacen rock alternativo. ¿Qué vendría a ser?

—Bueno, a pesar de que nos cuesta identificarnos con un estilo, creo que a lo largo de nuestros trabajos fuimos encontrándolo; es un rock-pop, opuesto al pesado, y de fusión con otras líneas rítmicas.

¿Cuáles?

—Precisamente, el pop, toques sutiles de música electrónica, beat. Uno de los sonidos que más uso, del teclado en el que compongo, es el tecnorock.

¿Cómo construyen los temas?

—Presento la idea con la letra y casi toda la melodía de las canciones, y mis compañeros van aportando su impronta y sus arreglos. En general, son ideas absurdas y cómicas, que nos obligan a ponernos de acuerdo sobre qué querrán decir (risas), y maceramos los temas largo rato antes de darles el okey. En este disco hay algunos que tienen tres o cuatro años de antigüedad, y otros están inspirados en películas o series de televisión.

El título de este disco es Acción II, Kamikazes, ¿hubo un Acción I?

—Sí, se llamó “Acción!”, seguido de un subtítulo largo, y fue un EP que sacamos con tres temas, a los que después agregamos cinco para completar los ocho que integran este Acción II; el título juega con las secuelas de las películas taquilleras. Es un disco más dinámico que el anterior, Emergencia, que era de canciones mías más oscuras e introspectivas. Este es un trabajo de toda la banda.

La banda mirando al exterior sustituyó al vocalista mirándose a sí.

—Exacto, y creo que donde mejor rendimos, como grupo, es en vivo; amamos la adrenalina del escenario.

En este disco, además, trabajaron dos productores.

—Sí, al EP lo habíamos grabado en el estudio de Gastón Ackermann, que más que producción nos hizo una suerte de posproducción; en el caso de Acción II, en cambio, Sebastián Peralta estuvo desde el principio en el proceso de grabación, fue a todos los ensayos y nos armó un plan de laburo, con fechas y disciplina, sin el cual creo que no hubiéramos llegado al producto. Estuvo buenísimo, aprendimos a hacer un plan (risas). Y se agregó Steven Lema, especialista en reggae, que produjo una de las canciones.

Enriquecieron el resultado.

—Sí, al principio discutimos bastante la decisión de trabajar con un productor profesional y en un estudio profesional, porque hay que invertir un dinero del que en ese momento no disponíamos. Pero después conseguimos apoyo del Fondo Nacional de Música (Fonam), que financió el 40 por ciento del disco, y nos lanzamos.

Todo el disco Acción II me gusta y en especial el último tema, “Son ingleses”, que mezcla imperialismo británico con patria vieja uruguaya en una refrescante parodia de la globalización.

—Bueno, gracias, sí que sacaste conclusiones (risas). Una vez, en el liceo, un profe de geografía nos dijo que si un día nos preguntaban de qué país era colonia otro país y no lo sabíamos, por respuesta dijéramos “Inglaterra”, que seguro acertábamos. Me quedó sonando eso, y después escuché al productor de Bob Marley, inglés él, que comentaba que habían decidido producirlo cuando descubrieron que, más que un cantante, era una filosofía. Ah, mirá, pensé, así que al “producto” Bob Marley se lo debemos a la industria discográfica británica; por todo esto, “Son ingleses” concluye con la frase “somos los championes amigos”, un guiño a “We are the champions”, de Queen. Y hay otra canción, “Papitas con sal”.

Que me llevó, directo, a la ingenuas pretensiones de combatir con meriendas saludables el formateo de paladares infantiles que ejercen las papas fritas trasnacionales.

—Tal cual. Ese tema surgió de una vez que vi en un programa, creo que era Cnn Negocios, en el que la firma Lays festejaba una cotización récord que había obtenido en Wall Street.

Se regocijaba con el incremento masivo en el consumo de sal.

—Sí, salado (risas); ese es un problema que me toca de cerca, mi padre es hipertenso.

¿Cuál fue tu camino en la música?

—Bueno, a los 16 años integraba un grupo que se llamaba La Tota y después se llamó Obdulio en Orsái, en el que con un amigo y compositor, Gabriel de Souza, tocábamos acá en Atlántida y en los balnearios. Después estudié comunicación social en la Universidad Católica y cine en la Escuela de Cine de Cinemateca, terminé ambas carreras, hice algunos documentales y empecé a filmar, hace una década, un documental en el asentamiento Isla de Gaspar, donde trabajaba dando un taller de realización audiovisual para niños. Lo daba en un centro cultural del barrio, Casa de Todos, y me enganché con una familia de recicladores que recién el año pasado pudieron concretar su realojo. Cuando empecé a filmar, sus hijos tenían 8 años; hoy tienen 18. Me prometí terminar ese trabajo este año.

¿Tenés el título?

—En todas las entrevistas, cuando les preguntaba a las personas qué les atraía más del realojo, decían: “Salir del barro”. Estoy indeciso entre esas tres palabras, la sola palabra “Barro” y una tercera opción: “Casa de todos”.

1.   Acción II, Kamikazes. Segundo disco de pop-rock de la banda integrada por Matías González, Aníbal Capoano, Pepe Calviño, Sebastián Urta y Nicolás Morgestern se presenta mañana sábado 27 de abril, a la hora 21, en sala Camacuá. Aníbal Javier Capoano Bevilacqua nació el 1 de abril de 1981 en Montevideo.

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