La primera vez que Gastón Sosa invitó al cine a la mujer que luego fue su esposa, fueron a ver “El dormilón”, de Woody Allen, y ella se durmió. Error de cálculo, admite este docente de matemática y cinéfilo que acaba de financiar la tercera edición del libro¹ que compila su década de trabajo con cine en las aulas.
—En la Universidad del Trabajo del Uruguay (Utu) impartís matemática y administración, materias poco relacionadas, a priori, con un arte de masas. ¿Qué te impulsó a plantear el trabajo con cine?
—Empecé a incursionar en las nuevas tecnologías motivado por la necesidad que tenemos, hoy, de apropiarnos de ellas para distintos fines, y mi afición por el cine me llevó, en 2008, a comenzar a analizar escenas de El gran dictador, de Chaplin, y Ceguera, la película basada en la novela E...
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