Casi un año después de su misteriosa desaparición el 15 de noviembre de 2017, fue hallado el submarino argentino de la Armada Ara San Juan. El sábado pasado concluyó la larga búsqueda de la nave y sus 44 tripulantes que tanto revuelo generó en Argentina, ya que siempre sobrevoló la sospecha de que hubiera sido torpedeado por Gran Bretaña.
Veinte días antes de la desaparición del Ara San Juan, el 26 de octubre del año pasado, la cancillería argentina había presentado una queja a Gran Bretaña por los ejercicios militares que la potencia europea había iniciado en el archipiélago de las Malvinas de manera unilateral.
El sábado pasado la Armada argentina señaló en un comunicado oficial que el submarino se había hundido, a raíz de una implosión, a más de 800 metros de profundidad, a unos 500 quilómetros de la costa de la ciudad de Comodoro Rivadavia, provincia de Chubut.
La empresa noruega Ocean Infinity, contratada por el gobierno argentino para encontrar el submarino, lo halló el día en que se le vencía el contrato por el que cobrará 7,5 millones de dólares.
Se detectaron daños en la nave, en tres puntos del casco, que el ministro de Defensa, Oscar Aguad, atribuyó a desperfectos técnicos originados en la última reparación a la que fue sometida hace un año. El Ara San Juan había partido el 14 octubre de 2017 de la base de la Armada en Ushuaia rumbo a la base naval de Mar del Plata para hacer ejercicios militares, pero nunca llegó a destino. En la mañana del 15 de noviembre envió un mensaje de auxilio a las 8.30 y nada más se supo de él por parte de la Armada argentina hasta el sábado pasado.
En el entretiempo, los familiares de los tripulantes nunca fueron recibidos oficialmente por el presidente, pese a que manifestaron encadenados a las rejas que rodean la Casa Rosada durante 59 días. Tampoco recibieron explicaciones coherentes y satisfactorias. Apenas un balbuceo de dudas que en cada conferencia de prensa ofreció Aguad.
Agrupaciones de ex combatientes de la guerra de las Malvinas presentaron sus sospechas ante la comisión bicameral de investigación sobre la desaparición del submarino (creada en diciembre de 2017) de que Argentina haya aceptado ceder su soberanía territorial en los acuerdos comerciales que el país firmó con el gobierno británico para la zona de las Malvinas. El hecho de que estos acuerdos nunca se hayan revelado al público y tampoco al parlamento dieron fuerza a la hipótesis de que el Ara San Juan había sido torpedeado por Gran Bretaña.
Cuatro meses después de la desaparición del submarino, el jefe de gabinete, Marcos Peña, entregó un informe escrito al vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Guillermo Carmona (Frente para la Victoria), en el que admitió que la misión prioritaria del Ara San Juan era controlar el mar argentino en busca de buques pesqueros o petroleros que violaran la zona soberana territorial argentina, pero que también tenía la misión, secundaria, de controlar el paso de buques y aeronaves británicas hacia las islas Malvinas, para verificar el cumplimiento de los acuerdos entre Argentina y Gran Bretaña sobre las islas.
Por la desaparición del submarino se abrió una causa en la justicia federal de Comodoro Rivadavia el 19 de noviembre de 2017. El expediente suma más de 60 mil fojas e incluye 54 testigos. Tras el hallazgo del buque, la jueza a cargo de la causa advirtió que el presidente Macri “no será imputado en el caso porque en la cadena de mandos y responsabilidades directas queda muy lejos”.
En la búsqueda del submarino participaron buques y la inteligencia militar de Estados Unidos, Gran Bretaña, Rusia, Francia y Alemania, entre otros países. Todas potencias que participarán de la cumbre del G 20 en Buenos Aires el próximo 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Entre los familiares de los marinos desaparecidos y sectores de la oposición crecen las suspicacias sobre el uso político del caso por el gobierno, a raíz de la coincidencia del aniversario de la tragedia, la cercanía de la cumbre mundial y el hallazgo del submarino.
