La única vez que lo vi actuar en Montevideo, sin
hablar, resplandecía. Pero el hombre de teatro sanducero Darío Lapaz prefiere
identificarse con el rol de director, respaldado por la historia de su grupo,
Imaginateatro,1 fundado en 1997.
—Iluminador, director, gestor cultural,
actor. ¿Qué vocación llegó primero?
—Lo primero que hice en el teatro fue iluminación, a
partir de un debut como actor que me resultó frustrante. A la iluminación
teatral llegué a partir del oficio de electricista heredado de mi padre y de mi
integración al grupo Imaginateatro, a poco que comenzó a funcionar. Yo no
pertenecía a él, pero participé en el brindis que lo trajo al mundo en el bar
sanducero La Bodeguita, en 1997; el nombre “imagina” fue iniciativa de Marta
González, una compañera fanática de Lennon que fal...
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