Homero Alsina Thevenet no ejerció su oficio en la academia para un grupo de eruditos, sino siempre dentro del periodismo, con vocación prioritaria de divulgación y muchas veces en medios masivos, con influencia verificable sobre un amplio público lector. Eran tiempos más idealistas, en los que un diario ayudaba, por ejemplo, a aprender a leer o a mejorar el castellano de quienes no lo hablaban. El manual de estilo de HAT tuvo ese norte, en la convicción de que la prosa clara y concisa puede mantener el interés del lector y aportar algo a su formación. La lectura cronológica de la producción de HAT demuestra que fue llegando a esa convicción con el tiempo: el joven insolente que en las páginas de Cine Radio Actualidad habla del cine para señoras (y hasta propone matarlas) carece de la disci...
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