Si hubiera que asociar la música que produce Francisco Lapetina con un idioma, sería el esperanto. Esa vocación por reunir a todo el planeta y mezclar lenguajes artísticos es anfitriona en la presentación performática de su quinto disco, “Bestiario Guayaquí”.¹
—La crítica elogió este quinto disco, que
recibió un premio Grafitti como objeto de arte; ¿vos qué podés decir de él?
—Es un paso más del proceso que inicié con el disco Hornero
y su proyecto adjunto, Hornero migratorio, centrado en una forma
colaborativa de entender y producir música. La mayoría de las canciones de este
disco fueron compuestas en coautoría con una legión de amigos viejos y nuevos,
y su estética compila y potencia mis años de experiencia como diseñador gráfico
y comunicador visual. Toda la vida utilicé mis inquietude...
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