Atlántida, hace 40 años
Hubiera bastado con que Hannelore Gümmersbach se dejara caer por el edificio Cahuenga –allá por la West Ninth Street de Pasadena, California–, ascendiera por el viejo ascensor de rejas al sexto piso y golpeara en la puerta de vidrios esmerilados, con letras uniformes y pintadas en riguroso negro que anunciaban la Oficina del Detective Privado Philip Marlowe. Sentada ya al otro lado del escritorio, contemplando el viejo mobiliario de la habitación con su fichero metálico verde, pudo haberle explicado al investigador que necesitaba sus servicios; que desde hacía casi un año nada sabía de su madre, Lieselotte Gunther, ni de su segundo y actual esposo, Wasil Bojko, de 68 y 65 años, respectivamente. Ambos residentes al otro lado del Río Bravo, en Porto Alegre, Brasil. A...
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