Ella murió hace tres años, tras 20 de vivir en un hospicio de un pueblito de Wisconsin, Estados Unidos, pero sus pasos siguen siendo estudiados. Es que ella es –a los efectos de estas inquietudes, el tiempo presente es el adecuado– la hija de Stalin. La actualidad del tema encuentra causa en la aparición de la correspondencia que Svetlana Stalin mantuvo durante sus últimos cinco años de vida, hasta 2011, con el periodista Nicholas Thompson. Él la contactó porque estaba escribiendo sobre el diplomático George F Kennan, el padre de la política de contención de la Guerra Fría, arquitecto intelectual del Plan Marshall y “lo más parecido a una leyenda que jamás produjo el servicio diplomático de Estados Unidos”, según consenso histórico. La cuestión de por qué llevó tantos años dar a conocer e...
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