Siria, Libia, Egipto
El guión de la llamada primavera árabe exigía que, al final del camino, una vez eliminados los dictadores, se consolidasen los nuevos regímenes democráticos mediante elecciones libres y multipartidistas. Sin embargo, con la primavera convertida en invierno, con guerras e involuciones por medio, el recurso a las urnas –si acaso con la única y matizada excepción de Túnez– no hace sino certificar un fracaso histórico. La pregunta correcta debería ser: ¿son hoy Egipto, Siria y Libia países más libres, prósperos y justos que hace cuatro años, antes de la tormenta? Y en los tres casos la respuesta es: no.En Egipto, los recientes comicios, que han asentado en el poder a un general golpista, devuelven el proceso al punto de partida, al control casi absoluto –similar al de la ...
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