Ana María Matute (1925-2014)
¿De qué se ríe?, le pregunté tras saludarla. “Es que tienes la bragueta abierta”, dijo mientras entrábamos en su apartamento barcelonés. Lo primero que vi fueron un mate y una bombilla, elegantes, en una de esas mesas accesorias. ¿Toma mate, Ana María? “No, es un regalo de una amiga argentina, lo tengo ahí porque me parece muy delicado.” Era una mañana luminosa y templada, un 25 de junio, hace 14 años. Ana María Matute no tenía prisa por comenzar la entrevista. “Ven por aquí que te voy a mostrar las plantas”, dijo, y dimos un paseo por el ático hasta que los perros se pusieron como ogros. “¡Juan Pablo! ¡Juan Pablo! ¿Puedes callar a esos perros?” Madre e hijo tuvieron una discusión intrascendente, pasajera. Ella dijo acercándose a mi oído: “Es tan difícil la co...
Artículo para suscriptores
Hacé posible el periodismo en el que confiás.
Suscribiéndote a Brecha estás apoyando a un medio cooperativo, independiente y con compromiso social
Para continuar leyendo este artículo tenés que ser suscriptor de Brecha.
¿Ya sos suscriptor? Logueate