En una excelente nota aparecida en la revista digital Fronterad, la periodista Renée Kantor da cuenta de una figura singular, acá desconocida. Una mujer cuya tumba está en el Cementerio de los Reyes, en Ginebra –el mismo que aloja a Jorge Luis Borges entre otros muertos ilustres–, y cuya lápida reza: “Ecrivaine, peintre, prostituée. (1929-2005)”. Es la sepultura de Grisélidis –nombre de un personaje de Perrault–, de apellido Réal, nacida en Lausana, criada en Egipto por una madre rígida y opresora –su padre murió cuando ella tenía 9 años–, que tuvo cuatro hijos de tres hombres diferentes, que se prostituyó para ganarse la vida, vivió en los extremos y escribió cosas como: “Sí, he vivido y sobre todo me desintegré demasiado pronto, por todo: por haber muerto de hambre, por la ausencia de m...
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